lunes, 26 de septiembre de 2011

CULTURA Y GASTRONOMIA DE TLAXCALA

CULTURA

              De manos diestras y colorida imaginación, los artesanos tlaxcaltecas esculpen tan finamente la madera, como la plata o el barro. Aún sin ayuda de tornos o ningún otro instrumento, los habitantes de San Sebastián Atlahapa dan vida al barro; mientras en Tlatempan las máscaras de carnaval alcanzan singular refinamiento. En Tizatlán, una tradición simbólica es la elaboración de intrincados bastones o teponaxtles que además de ser un auxiliar en el caminar de los viejos, sirve de augurio para una larga vida.

              La joyería de plata de Tlaxco es famosa en todo el país, y los “saltillos” son antiguos diseños precolombinos aún tejidos en los hermosos sarapes y tapetes elaborados en las comunidades de Santa Ana Chiuatempan y en Guadalupe Ixcotla. Pero los artistas de Españita son los más hábiles al elaborar innumerables figuras hechas de hoja de maíz seca; aunque las casitas de paja de centeno y trigo construidas en Tequexquitla merecen también ser mencionadas.

              Con la construcción de tantas iglesias en la época de la colonia, era necesario encontrar quien fundiera las imponentes campanas que anunciaran el inicio de las misas católicas, y en el barrio de Ocotoxco en Yauhquemecan, a mitad del siglo XVI se fundió la primer campana de la Nueva España; oficio aún vivo en la actualidad. Al igual que Xalostoc, en donde se elaboran los antiguos juegos pirotécnicos o fuegos artificiales que alegremente visten de brillo la noche en que se celebra algún festejo o día especial.

              De igual manera, la cultura tlaxcalteca mantiene vivas ancestrales danzas bailadas durante la celebración del carnaval o cualquier otra gran fiesta patronal. Una de las principales danzas aún bailada es la de los “Huehues” o viejos, y cuya representación en cada comunidad toma un toque personal de la misma. La Danza de las Cintas es representada por niñas que ondean un mástil con numerosos y coloridos listones; la danza del dios sol, Tónatl, termina con una lluvia de flores arrojadas por las doncellas de la localidad; y Las Cuadrillas danzada en los barrios de Ocotoxco, Zimatepec, Huiloac, Tizatlán y algunos más.

              La riqueza de la gastronomía prehispánica tlaxcalteca se funde con la cocina española para dar como resultado una de las más exquisitas cocinas mestizas del país. Antiguos ingredientes como el maíz, cimiento de la cocina prehispánica en todo México, maguey, nopal, epazote, perejil, calabaza, miltomate, verdolagas, venado, guajolotes, liebre y huilota aún son utilizados por los cocineros tlaxcaltecas en la elaboración de los más finos platillos mexicanos.

              Gusanos de maguey y pencas que envuelven un sabroso cordero asado, barbacoa de pozo acompañada de una ensalada de nopalitos con queso y perejil, tlatoyos de frijol y queso acompañados de atole y piloncillo… un menú interminable que nos remonta siglos atrás al momento en que dos grandes culturas se fusionaron para cocinar el presente.


GASTRONOMIA

              El alimento por excelencia de Tlaxcala, desde tiempos inmemoriales, ha sido el maíz, al cual se le confería origenes divinos. Esta tierra lleva el nombre de Tlaxcala, o "Tlaxcallan" en honor a tlaxcalli, nombre nahuatl de la base de la alimentación de este pueblo, y de casí todo el país: la tortilla.
              La cocina tlaxcalteca conserva elementos prehispánicos en sus platillos más representativos, que la hace única en el mundo entero, y aunque ha evolucionado incorporando diferentes elementos, dando origen a una cocina criolla o actualmente moderna, el gran valor de la cocina tlaxcalteca proviene de su sencillez pero gran riqueza nutritiva.   Alimentos o platillos aparentemente magros o poco condimentados proporcionan los requerimientos nutritivos suficientes para una alimentacion natural y sana.
              Además del maíz, los antiguos tlaxcaltecas cultivaban en sus "milpas" calabazas, tomatillo, chile y frijol. Cultivaban el nopal y sus frutos o variantes como el xoconoxtle. En sus tierras existian venados, patos, tlacuatzin o tlacuaches, conejos, liebres y huilotas. De igual manera criaban guajolotes y perros tlalchichi o telchichi cuyas carnes son de consistencia y sabor apreciable
             El maguey otro regalo de esta tierra, era totalmente aprovechado por los antiguos tlaxcaltecas: El maguey provee de "aguamiel" un endulcorante de propiedades incomparables, y de cuya fermentación se obtiene el pulque. El mismo maguey provee de gusanos un exquisito manjar al paladar. Y de las pencas se extraía la piel para envolver los "mixiotes" a los que agrega un delicado sabor y aroma. Con las mismas pencas, asadas sobre las brazas, se preparan las increibles "barbacoas de hoyo" que son platillos de carnes: armadillos, guajolotes, conejos, y otras especies más de la región, cocinados con gran maestría.Hoy tenemos mixiotes de pollo, de carnero y carpas.
              La base de la alimentación tlaxcalteca sigue siendo el maiz. Tierno sirve para preparar cremas, sopas, etc. Antojitos como el elote preparado, chileatole, o ezquites. También del maíz tierno en ocasiones se obtiene el huitlacoche. Maduro, el maíz sirve para preparar tlaolli, o pinole, atoles, tortillas, quezadillas, tlacoyos... y tamales. La tortilla una vez preparada acompaña todas las comidas tlaxcaltecas, aunque también en preparaciones especiales: enchiladas, chilaquiles, totopos.
             Los platillos tlaxcaltecas son enriquecidos con las abundantes plantas, yerbas y frutas que crecen en la región: quintoniles, epazote, papaloquilitl, huazontle, pipitza, calabaza, xoconoxtle y nopales. Capulin, tejocote o tunas complementan perfectamente cualquier comida.
             La cultura y religión entre los tlaxcaltecas tenian una visión holistica, que les permitia una convivencia con la naturaleza que cuidaban y respetaban. En estas tierras la naturaleza era prodiga en plantas, animales silvestres y frutos, tambien eran abundantes los arroyos, espejos de agua y manantiales, que desafortunadamente en la actualidad ya no existen o solo se conservan algunos pero completamente contaminadas.
              Pero en los tiempos prehispánicos estos manantiales y arroyos proveian de charales, carpas, ajolotes, ACOCILES, y otras especies más que ahora han desaparecido. Los insectos complementan la riqueza en la dieta: chapulines, chinecuiles, escamoles y ahuaxtle.
Cocina Mestiza

              La mezcla cultural, enriqueció con elementos de ambas culturas (la indigena y la europea) el amplio acervo culinario de la región. Nuevos condimentos y especies aportaron y combinarón ricos aromas y sabores que dieron origen a exóticos platillos que son un verdadero mosaico de sabor y un deleite para los paladares más exigentes.
En suma: la gastronomía tlaxcalteca más valiosa conserva los elementos prehispánicos mas representativos, aunque tambien tenemos platillos criollos que incorporan ingredientes y satisfacen gustos mas amplios. La necesaria evolucion y creatividad, incorpora los ingredientes tradicionales de esta tierra, en nuevos platillos que dan a la gastronomía tlaxcalteca un corte internacional, a la altura de las mejores del mundo actual.



Sitios para Turistas en Tlaxcala

PARQUE NACIONAL LA MALINTZI
               Declarado parque nacional en 1938, este parque resguarda el alto volcán Matlalcuéyetl o La Malintzi. Este recurso natural comprende el 23% del territorio estatal y abastece de agua a una gran parte del estado, debido a lo cual es de suma importancia preservar el buen estado del ecosistema existente.

              Dentro del parque es posible realizar escalada en roca, campismo, vigorosas caminatas y excusiones. Además, el IMSS ofrece un albergue de montaña con todos los servicios necesarios como restaurante, alojamiento, minisúper, estacionamiento, canchas deportivas y tienda de artesanías, con lo cual se apoya el desarrollo de las comunidades establecidas al pie del volcán.

CACAXTLA
              La antigua ciudad olmeca-xicalanca, localizada sobre un cerro entre las cuencas de los ríos Atoyac y Zahuapan, fue una demostración de alto grado de desarrollo artístico principalmente, gracias a los numerosos murales pictóricos encontrados aún en buen estado. En estas, es posible notar el contacto con los pueblos mayas y aztecas, de los cuales tomó prestado elementos como jaguares, guerreros ave, la barra ceremonial, numerales y representación de dioses.

               Alcanzado su esplendor entre los años 650 y 900 d.C., esta bella ciudad nos ofrece un vistazo a la concepción del mundo olmeca a través de los murales de La Batalla, del Hombre Jaguar, de El Palacio y de las jambas norte y sur. Las representaciones de dos etnias en guerra, del linaje heredero, de dioses, de caracoles marinos, hombres cubiertos de piel de jaguar portando un penacho y del señor cuatro tlacuache asombran a todo aquel que decide aventurarse mil años atrás en la historia de nuestro pueblo.

EXCONVENTO FRANCISCANO DE NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN
               Fundada en 1537 por fray Martín de Valencia, este exconvento hace gala de la arquitectura hispana del siglo XVI en Tlaxcala. El techo, trabajado en madera de cedro, alberga el atrio y cuatro hermosas capillas dedicadas a Jesucristo, la Tercera Orden, a San Antonio y la Capilla de la Virgen del Rosario.

               Hermosos arcos, columnas de fuste liso, retablos barrocos y una cúpula de planta octagonal adornan sobriamente este hermoso recinto dividido en varios edificios debido a lo abrupto de la orografía.

               Actualmente, alberga en su interior, el Museo Regional de Tlaxcala.

CARNAVAL DE TLAXCALA
                De visita por el estado un viernes anterior al miércoles de Ceniza, es posible despedir toda energía negativa y descargar las tensiones acumuladas participando del Carnaval de Tlaxcal.

                Siguiendo el mismo programa en cada lugar donde se festeje, el carnaval tlaxcalteca nació de la burla del pueblo frente a la clase europea hacendada, ya que estos últimos celebraban fastuosas fiestas exclusivas que no permitían la participación de mestizos e indígenas. Así, la celebración comienza un viernes con la quema del mal humor y de las “malas vibras” representadas por un muñeco, el cual es depositado posteriormente un ataúd acompañado de la marcha fúnebre.

                 Danzas folclóricas, abundante comida típica, desfile de carros alegóricos y creativos disfraces acompañan los festejos de los días siguientes. Mientras que la octava del carnaval es realizado una semana después en domingo, y consiste en el enjuiciamiento de los malos gobernantes por parte del pueblo.


FUENTE DE INFORMACION:



CULTURA Y GASTRONOMIA DE OAXACA

CULTURA

              Prolífica cuna de la cultura y el arte mexicanos, Oaxaca es un paraíso en donde las formas, los colores y los aromas del México prehispánico se funden con la modernidad en cada aspecto de la vida cotidiana. Los bellos cántaros de barro negro, los textiles multicolor que salen de sus telares y los exóticos alebrijes que se conciben en la mente de su creador son sólo algunos ejemplos de la gran variedad de artesanías de calidad que en sus tierras se elaboran. La mágica concepción del mundo de nuestros antepasados y el catolicismo misionero del siglo XVI dan origen en Oaxaca a uno de los más aclamados espectáculos folclóricos de México y del mundo, la Guelaguetza, en donde los trajes típicos indígenas y las milenarias danzas folclóricas reproducen las costumbres, tradiciones y cosmogonía de los pueblos mexicanos de la región. Actualmente uno de los estados más fervientes de la religión católica, en Oaxaca se celebra con particular algarabía a numerosos santos y concepciones de la virgen María. Entre ellos destacan las fiestas de la milagrosa Virgen de Juquila, la morena Virgen de Guadalupe, la Virgen de la Soledad, el Santo Cristo de Tlacolula y Semana Santa, entre muchas otras.

              La gastronomía oaxaqueña es famosa internacionalmente debido a la complejidad de muchos de sus platillos y a la selección de ingredientes que participan en la elaboración de moles, memelas, tamales y chapulines. Y es que los moles por ejemplo, varían en la variedad de chiles utilizados para su elaboración, además de una veintena de ingredientes que hacen de este, uno de los manjares más exquisitos de la gastronomía de México.Además, exóticos ingredientes se transforman en mestizos platillos que adornan las mejores cocinas de los restaurantes gourmet mexicanos como son los pequeños chapulines colorados y hormigas. No olvidemos también los famosos tamales oaxaqueños envueltos en hoja de plátano, las originales entomatadas y el fríjol negro de Oaxaca. Sin olvidarnos de la tradicional bebida oaxaqueña, el mezcal, “bebida de los dioses”. Actualmente ya con denominación de origen, esta bebida también la puede saborear con el toque característico que le da el gusanito frito que se encuentra en la raíz del maguey y en forma de crema de mezcal de piña, de coco, de nanche, de almendra o de café, entre muchos otros sabores.

              La fértil tierra oaxaqueña es madre de grandes artistas y personajes de nuestra historia entre ellos Rufino Tamayo, afamado pintor y muralista del arte mexicano, reconocido internacionalmente como uno de los más grandes artistas de nuestro país; Alfredo Canseco Feraud, pintor del folclor de su tierra; Luis Zárate y Rodolfo Nieto, pintores. Además de ser cuna de dos de los más importantes dirigentes de México y ejes determinantes de la historia nacional, Don Benito Juárez, llamado el “Benemérito de las Américas” y el General Porfirio Díaz.

                                            
COSTUMBRES

              La Guelaguetza es la más importante fiesta que pueda tener el estado de Oaxaca, es una práctica de auxilio mutuo, La fiesta del Lunes del Cerro, se celebran los dos lunes siguientes al 16 de julio y constituyen un acontecimiento en el que participa todo el pueblo.
              Es en las fiestas titulares de algunos pueblos donde las danzas prestan un sabor marcadamente típico a la afición indígena, siendo populares la danza de la Pluma, los Moros y la de Santiago, bailadas en cuadrillas
Jueves de los Compadres; tradición que nació hace tiempo en el barrio del marquesado, verificada el jueves de la primera semana de septuagésima, anterior al miércoles de ceniza, durante la cual se celebra al Señor de Santa María, en la que se acostumbra condimentar el mole oaxaqueño, para obsequio del vecindario.
Noches de Rábanos; Nadie sabe el origen de esta vieja tradicional costumbre, celebrada en la antevíspera de la navidad. El espectáculo que ofrecen los puestos de rábanos descomunales, cuya forma anormalmente irregular da la impresión de seres monstruosos; otros con el cuerpo rizado o con escamas, semejando sirenas, sujetos con cabellera de heno, con la lira al brazo


                                

 GASTRONOMIA
 
              Para comer en Oaxaca, ni ganas se necesitan. Con la comida oaxaqueña, el gusto entra por ojos, nariz y garganta; pero si alguien no lo creyera, todo es cuestión de abrirle el apetito.Y para abrir el apetito que tal una copita de mezcal, y aquí que si el refrán aquel de "para todo mal, mezcal y para todo bien también" no es oaxaqueño debería serlo, a juzgar por la pulimenta que han alcanzado los artesanos de este agave sensacional. Mezcal aparte, un bocadillo que más vale apenas probar, para no quedarse sin los guisos fuertes de después. Chapulines doraditos, empanadas de amarillo, salsita de gusanos de maguey, totopos, quesillo, chorizo bien frito o memela con asiento. Mejor ahí le paramos porque si el comensal no se previene, es posible que entre tanta botana acabe botaneando sin poder comer más.
              De la mesa regional y ya para entrar en calor, lo más probable es que el estómago sea estimulado con un buen caldo de guías de calabaza, espinazo hecho en tomate, mole en todas sus variedades: amarillo, coloradito, verde, almendrado y chichilo, incluyendo mole negro, que merece probada aparte. Además de los moles, imposible hacerle el feo al estofado o unos chiles rellenos y para completar unos tamales en hoja de plátano.Claro que ello no evita el que de pronto aparezcan por allí una sopa de ejotes con chepil, o de garbanzo y frijol tostado y molido, un caldillo de nopales, continuados con otros moles, tal vez el manchamantel o el coloradito.
              Con el chocolate, rigurosamente molido en metate, como debe ser, y agua o leche, queda un espumoso brebaje que puede ser ingerido frío o caliente.Hay también unas aguas de Casilda, que no son filtro de brujería para el amor, sino para quitar la sed, y que se hacen de horchata con tuna y nueces, de chía, de limón rallado, etc.Y si de postres se trata, aquí no hay pero que valga. Si la gloria está en los cielos, la repostería de Oaxaca es uno de sus anticipos. No en vano adquirieron gran refinamiento en los conventos.En el colmo de la gula, para acabar de demostrar la finura de sensibilidad, la delicadeza cultural del alma oaxaqueña, están las nieves vueltas sorbete o leche quemada con tuna.
              Con el chocolate, rigurosamente molido en metate, como debe ser, y agua o leche, queda un espumoso brebaje que puede ser ingerido frío o caliente.Hay también unas aguas de Casilda, que no son filtro de brujería para el amor, sino para quitar la sed, y que se hacen de horchata con tuna y nueces, de chía, de limón rallado, etc.Y si de postres se trata, aquí no hay pero que valga. Si la gloria está en los cielos, la repostería de Oaxaca es uno de sus anticipos. No en vano adquirieron gran refinamiento en los conventos.En el colmo de la gula, para acabar de demostrar la finura de sensibilidad, la delicadeza cultural del alma oaxaqueña, están las nieves vueltas sorbete o leche quemada con tuna.

SITIOS DE TURISMO EN OAXACA
 
              Oaxaca ha sido por mucho tiempo uno de los destinos mas especiales del país. Mucha historia, cultura y tradición ronda por los aires Oaxaqueños. Los problemas políticos recientes han afectado el turismo en el estado, sin embargo no le han quitado la magia de sus atracciones especiales. A continuación enumeramos las principales atracciones del estado de Oaxaca:

OAXACA DE JUÁREZ Y CENTRO HISTÓRICO
              La rica tradición cultural de la ciudad de Oaxaca de Juárez se concentra en el centro histórico, en donde podrá pasear alrededor del Zócalo y la Alameda de León. El Palacio de Gobierno construido con hermosa cantera verde oaxaqueña, y el actual Palacio Municipal, anteriormente Convento de la Soledad construido en el siglo XVII.

              En el Jardín Antonia Labastida podrá disfrutar y adquirir obras pictóricas y artesanales de artistas locales. Además, no olvide visitar los mercados tradicionales oaxaqueños, llenos de colores y aromas, de ruido y de algarabía, estos son un espectáculo en si mismos; los principales son el mercado Juárez y el mercado 20 de Noviembre.

              La casa en la que se instaló el Museo de Arte contemporáneo de Oaxaca, o MACO por sus siglas, es una muestra típica de las construcciones domésticas del siglo XVIII. El museo se creó con el apoyo del Gobierno del Estado, la fundación José F. Gómez, representada por el pintor Francisco Toledo y el Instituto Nacional de Bellas Artes. En sus salas se encuentran muestras sobresalientes de la obra pictórica de artistas oaxaqueños, como: Rufino Tamayo, Toledo, Nieto, Aquino y muchos otros más.

              El Museo de las Culturas está ubicado en el Ex Convento de Santo Domingo de Guzmán, fue restaurado a partir del año de 1996, y está considerado como una de las mejores obras de restauración de Latinoamérica. En él se puede admirar todo lo referente al tesoro que Don Alfonso Caso encontró en la Tumba 7 de Monte Albán y muchas otras piezas más del arte prehispánico de México.

              Además, no olvide que los sábados son día de tianguis en Oaxaca de Juárez. Vendedores de artesanías, muebles, ropa, alimentos y cualquier otro artículo producido en la entidad, ofrecen su mercancía a los habitantes de los valles centrales oaxaqueños. No se pierda la oportunidad de vivir esta experiencia local.
 

GUELAGUETZA – Fiesta de los Lunes del Cerro
              Situada al pie del Cerro del Fortín, la ciudad de Oaxaca de Juárez se viste de fiesta para celebrar una antigua celebración de orígenes prehispánicos. Con la llegada de los aztecas en 1486 comenzaron a celebrarse los ritos propios de su cultura, uno de ellos era el dedicado a la diosa Centeótl, la diosa del maíz. La celebración se llevaba a cabo los últimos dos lunes del mes de julio y tenía como objetivo asegurar la fertilidad de los campos. En estas dos semanas de ritos, danzas y ofrendas, una bella doncella era considerada la encarnación en persona de la diosa Centeótl, para al final ser sacrificada en honor de la misma, por lo que con la llegada de los españoles en el siglo XVI esta práctica fue prohibida. Incluso los misioneros dominicos construyeron exactamente sobre el lugar del altar azteca el Templo del Carmen Alto.

              A partir de entonces, los misioneros católicos impusieron una nueva celebración entre la población oaxaqueña, la de la Virgen del Monte Carmelo.

             Conforme pasan los años, esta nueva celebración mestiza adquiere mayor popularidad y debido a que los participantes del resto del estado regalaban artesanías, comida y otros productos a los asistentes al evento, se le comenzó a llamar Guelaguetza, que en lengua zapoteca significa dar ofrendas, regalos.

              Más adelante, el gobierno del estado construye un teatro al aire libre con capacidad de más de 11 mil asientos sobre el mismo Cerro del Fortín. Actualmente, aquí se celebran los numerosos espectáculos de música y danza folclórica que hábilmente ejecutan los representantes de las distintas regiones de la entidad, entre ellos, La Danza de los Guerreros Jóvenes, los bailes de los Mazatecos, la interpretación de los Jarabes Serranos y los del Valle, entre muchas otras expresiones culturales que hacen de este, uno e los más espectaculares eventos del folclor mexicano.


PLAYAS
              La costa oaxaqueña es hogar de nueve paradisíacas bahías de benévolo clima, accidentado relieve y extraordinaria belleza natural. Favoritas de los turistas que gustan de contar con un sinfín de actividades acuáticas, deportivas y de recreación en un marco de abundante y generosa naturaleza, las Bahías de Huatulco conforman hoy un moderno y concurrido destino turístico.

              De extraordinarias playas, exclusivos conjuntos residenciales y grandes hoteles gran turismo, la Bahía de Tangolunda es una de las más populares de Huatulco.

               La bahía en forma de corazón, es la Bahía Cacaluta, cuyas tranquilas y apacibles aguas inmersas en una espesa diversidad biológica le brindan un armonioso remanso de paz y contacto con la naturaleza.

                El resto de las bahías de Huatulco también cuentan con bellos recursos naturales e infraestructura turística, estas son la Bahía Conejos, la Bahía Chaué, la Bahía Chachahual, la Bahía de San Agustín, la Bahía Riscalillo, y las Bahías Órgano y Maguey.

                Además, son ideales para practicar diversas actividades acuáticas y deportivas como buceo, snorkeling, windsurfing, kayakismo, montañismo y por supuesto la pesca deportiva principalmente de marlin, pez dorado y pez vela. También puede dar paseos en bicicleta o paseos a caballo a lo largo del bello pueblo de la Crucecita o el parque ecológico Botazoo. O en su primera visita a este paradisíaco lugar, un tour guiado a lo largo de las bahías en donde podrá tomar fotos de los perfectos paisajes que conocerá; para los de espíritu aventurero, un descenso por los rápidos le hará pasar una experiencia inolvidable.

                Sin embargo, el litoral oaxaqueño alberga muchas playas más, algunas de las cuales se mantienen casi “vírgenes” y son visitadas por espíritus aventureros que gustan de admirar un bello y solitario paisaje, sintiendo que son los primeros en descubrir tal tesoro de la naturaleza. En sus finas arenas podrá descansar y acampar, teniendo mucho cuidado de no dejar una fogata prendida durante la noche y de no contaminar el lugar.

              Algunas de las playas más visitadas son la Playa Mazunte, Puerto Escondido y Zipolite.



SITIOS ARQUEOLÓGICOS
              Al igual que todo en Oaxaca, los sitios arqueológicos se cuentan por miles… hogar ininterrumpidamente habitado por más de 11,000 años, Oaxaca es testigo de la evolución del primer poblador de América, del primer agricultor, del primer gran centro urbano… en Oaxaca, los relatos históricos son interminables y aún así, son sólo una fracción muy pequeña de lo que el mundo precolombino fue.

              Entre los principales sitios arqueológicos se encuentra el “Lugar de los Muertos”, cuyo nombre náhuatl es Mitla. Antigua ciudad ceremonial, fue durante el periodo Clásico, el principal centro religioso de la época por estar dedicado a la enseñanza de la doctrina del equilibrio de Quetzalcoatl, con el podremos trascender y cruzar el umbral de la dualidad divina. No olvidemos que los indios mexicas y los egipcios son las únicas culturas que han venerado tan profundamente la muerte, entendiendo esta vida como un paso hacia la verdadera vida, la vida perfecta de la muerte.

              La “Montaña del Tigre” o Monte Albán, fue un centro sagrado de la gran cultura autónoma de los toltecas. Construida a partir del año 500 a.C., fue utilizado durante 1,300 años continuos hasta que finalmente fue abandonado en el año 850 de nuestra era. Inventores del maíz, a partir del pequeño pasto del Teozintle, grandes conocedores de la medicina antigua y grandes maestros, las generaciones que habitaron y construyeron Monte Albán compartieron el deseo de trascender esta limitada vida material.

             Otros importantes centros arqueológicos son, Yagul, El Señor de las Peñitas, Dainzu y Teotitlán del Valle.

                                     

                                     

FUENTE DE INFORMACION:

lunes, 19 de septiembre de 2011

INICIOS DE LA GASTRONOMIA EN MÉXICO

         La historia de la gastronomía mexicana se remonta aproximadamente 10,000 años, a la época en que se estima fue domesticado el maíz para convertirse en el cultivo que después fue la base alimentaria de las culturas mesoamericanas. Este remoto origen da a la gastronomía mexicana una carta de presentación singular en el concurso de las naciones, que ciertamente la distingue de otros acervos culinarios.
INFLUENCIA PREHISPANICA
          Durante la época prehispánica, los pueblos indígenas que habitaron el territorio tuvieron una dieta basada principalmente en vegetales. De ellos hay que señalar que hay una especie de dualidad que fue común a muchos de ellos desde por lo menos el año 3000  aec, se trata del maíz y el chile. Las grandes culturas mesoamericanas, y en menor medida, las oasisamericanas fueron alimentadas materialmente con estos dos frutos de la tierra. Al chile y maíz se asociaban otras especies de no menor importancia, algunas de las cuales han trascendido su nativo nicho ecológico para convertirse en insumos de las más variadas cocinas. Cabe mencionar al jitomate, el cacao, el aguacate, la calabaza, el nopal, la vainilla, divinizados todos ellos en la figura de Chicomecóatl, nombre náhuatl de la diosa mesoamericana de los alimentos.
          La cocina prehispánica disponía de pocas técnicas de elaboración. Sin embargo, una técnica muy importante es la nixtamalización del maíz, que aglutina los carbohidratos del almidón de maíz, lo que permite convertirlo en masa. Esta técnica era desconocida en todo el mundo, salvo en México y en algunos países de América Central. Otra técnica era la cocción a vapor —empleada, por ejemplo, en la confección del tamal—, o el horno de tierra, cuya fuente de calor se da por piedras calentadas durante horas a la leña —con la que se preparan, por ejemplo, la barbacoa y el zacahuil. Muchas de las recetas mexicanas tienen, pues, al menos algún antecedente precolombino, que es fácil identificar en la medida en que muchos conservan su nombre en lenguas indígenas, aunque castellanizado.
        Es el caso del mole, el atole, el tesgüino, el papadzul, el uchepo y toda una constelación de alimentos.

INFLUENCIA COLONIAL
        A partir de la Conquista de México, se añadieron a la cocina mexicana nuevos ingredientes como los distintos tipos de carnes de los animales provenientes de Europa. Fue precisamente por esa fusión por lo que la gastronomía mexicana es considerada hoy en día una de las más ricas a nivel mundial, extendiéndose su influencia a muchas partes del mundo, pues conquistadores, colonizadores y visitantes llevaron a su vez a Europa ingredientes mexicanos que hoy matizan la gastronomía de otros lares. Sobran ejemplos, pero hay que mencionar sobre todo el chile americano que luego de un largo rodeo se convirtió en paprika, y el jitomate, ingrediente básico de la comida mexicana. manzana de oro o manzana del amor.
           Así como México aportó nuevos ingredientes al «mapamundi gastronómico»,[3] el resto del mundo también participó el intercambio de ingredientes. Sin embargo, en las regiones centro y sur del país, se ha conservado la gastronomía casi de forma original, al mantenerse la alimentación en un 80 por ciento vegetariano, lo que no sucede en los estados del norte de México, consumidores por excelencia de carne.
         De los productos importados sobresale tal vez la contribución del cerdo a la gastronomía mexicana: todas las partes del animal son utilizables. La manteca de cerdo, por ejemplo, fue durante mucho tiempo en muchas regiones de México (y lo sigue siendo en algunas) la grasa preferida para cocinar las comidas. La carne del porcino se consume hoy en México bajo innumerables formas, y destacan entre ellas la carne por antonomasia, las carnitas. La piel del mismo animal se convierte en chicharrón, y sus vísceras se pueden preparar de diversas formas. Ni sus pezuñas ni su cerebro tienen desperdicio, las primeras se convierten en «manitas» y se consumen a la vinagreta, y el segundo sirve de relleno para unas crujientes quesadillas de sesos, fritas en la manteca del propio puerco, desde luego.



MÉXICO INDEPENDIENTE
         A partir de la independencia de México, las gastronomías mexicanas fueron consolidando las características que hoy las identifican desde el siglo XIX, que han dejado su impronta en la cocina del mexicano actual. Por aquella misma época entraron al país trabajadores extranjeros que trajeron también sus propias costumbres alimenticias, que en México se reprodujeron por generaciones. Proliferaron los «cafés de chinos» en varias partes del país, especialmente en la capital y en aquellas regiones donde los orientales fueron llevados para trabajar en la construcción de ferrovías. De la cocina china, quizá el pan es el que dejó una huella mayor en la gastronomía mexicana, al grado de que persisten en muchos sitios del país los «panes chinos», una especie de mantecada con nueces y ralladura de naranja.
         También durante el Porfiriato las clases altas mostraron su preferencia por las cocinas europeas. Ello trajo como consecuencia el relegamiento de la cocina mexicana más sofisticada a los ámbitos de la comida casera, pero no implicó el abandono total de costumbres antiquísimas como la ingesta de tortillas de maíz. Al concluir la Revolución mexicana, la gastronomía nacional fue ensalzada nuevamente como parte del programa nacionalista de los gobiernos emanados de esa guerra civil.


DIVERSIDAD
       La diversidad es la característica esencial de la cocina mexicana. Casi cada estado mexicano posee sus propias recetas y tradiciones culinarias. Desde luego esta diversidad es más notoria si se contempla la riqueza gastronómica regionalmente y no por entidad federativa. Hay ciertas creaciones gastronómicas que surgieron localmente y que por su calidad y aceptación generalizada se han vuelto emblemáticas de la cocina mexicana en lo general. Éste es el caso de platillos como la cochinita pibil (yucateca), el mole oaxaqueño, el mole poblano, el pozole (identificado con Sinaloa, Jalisco y Guerrero), el cabrito (coahuilense y neoleonense), el pan de cazón campechano, el Churipu y las corundas purépechas (de Michoacán), el menudo de Sinaloa, Sonora y Chihuahua y otros muchos alimentos, en una larga lista de honor de la gastronomía mexicana. Aunque algunas sobresalen, en efecto, por su bien ganada fama y difusión, estas tradiciones gastronómicas regionales deben jerarquizarse sólo en función de gustos personales.
         En el conjunto inmenso de cocinas regionales bien diferenciadas, se caracterizan todas ellas por un componente indígena básico en sus ingredientes y en las formas de preparación de los alimentos y en este orden podría decirse que el común denominador de tales gastronomías es el uso del maíz y del chile y del frijol, acompañados por el siempre presente jitomate, en sus diversas formas y variedades.
En las últimas décadas ha florecido un movimiento que se ha dado en llamar nueva cocina mexicana, que retoma las recetas, técnicas e ingredientes nacionales y las combina con los propios de la alta cocina internacional.
ASPECTOS SOCIALES Y CULTURALES
          El acto de cocinar en México es considerado una de las actividades más importantes, cumple funciones sociales y rituales determinantes, tales como la instalación del altar de muertos o la fiesta de quince años en México. La profesionalización del trabajo culinario en México sigue siendo predominantemente femenino: es común ver al frente de las cocinas de restaurantes y fondas a mujeres que, al adquirir el grado de excelencia, son nombradas mayoras, denominación que en la época colonial se les daba a las jefas de las cocinas de las haciendas y que ahora sería equivalente al chef europeo.
           Es importante mencionar que la hora de la comida en México es sumamente valorada como aglutinante familiar, por lo que es común estar en alguna población mexicana (sobre todo las poblaciones pequeñas) y encontrarla absolutamente desierta de las dos a las cuatro de la tarde. De hecho, es común que las reuniones sociales giren alrededor de la comida y generalmente se les designa nombres en diminutivo: «el desayunito,la comidita, el cafecito o una cenita. La comida en México es el factor que une a la sociedad; a través de ella se entablan amistades, se conocen parejas, se cierran grandes negocios, se afianzan los lazos familiares o simplemente se disfruta de un buen momento.
         Una de las características de las gastronomías mexicanas es que no hacen distinción entre la llamada cocina cotidiana y la alta cocina. Así, aunque existen platillos típicamente festivos (como el mole o los tamales, éstos pueden consumirse cualquier día del año, lo mismo en una casa particular que en un restaurante lujoso o en una pequeña fonda sin un valor ritual especial. La gastronomía mexicana siempre ha sido calificada como una cocina de gran influencia barroca, resultado de un mestizaje culinario, y representa en mucho la visión que los mexicanos tienen del mundo. De esta forma, la zona norte del país, de clima más agreste y seco, ofrece una cocina más bien austera, de sabores sencillos; en cambio, en el sureste, donde la tierra es más generosa, se da una explosión de sabores con una cantidad hasta ahora desconocida de platillos y recetarios locales. En las zonas urbanas, debido a la integración de las mujeres a la fuerza laboral, así como a la influencia del estilo de vida occidental (principalmente de los Estados Unidos), se ha ido perdiendo la tradición de cocinar en casa. Sin embargo, se considera que las fondas (una versión mexicana de los bistró franceses, lugares donde comer fuera a medio día de forma económica) son un reservorio de las recetas tradicionales.
COSTUMBRES DE LA GASTRONOMIA MEXICANA
Las costumbres gastronómicas en México están muy ligadas a la ocasión y al origen social de los comensales e incluso hasta las épocas del año. Pero se puede decir que hay tres instantes del día importantes desde el punto de vista de la relación social con la comida de los mexicanos:
  • Desayuno, que puede ser una ocasión para probar los tamales y el atole acompañado de unas quesadillas, o algún guisado de carne acompañado con maíz. Asimismo, se puede disfrutar de los chilaquiles o los molletes. En cuanto a los tamales, es habitual encontrar en las calles puestos ambulantes de tamales que también ofrecen las famosas tortas de tamal o «guajolotas».
  • Almuerzo o comida, que suele servirse entre la una y las cuatro de la tarde, suele ser muy abundante. Suele haber dos o hasta cuatro tiempos: el primero consiste en una sopa con ingrediente de arroz (el arroz puede servirse también como segundo tiempo, entre la sopa y el guisado) y posteriormente se sigue de un plato más fuerte que suele ser llamado «guisado» y, para finalizar, los dulces o postres.
  • Merienda, que suele ser el instante de reunión familiar en el que predominan los sabores dulces: el chocolate (se denomina a la española o champurrado), los panes, y los famosos antojitos: las enchiladas, los pambazos, los tamales, las quesadillas y los tacos.
  • Cena, que se suele servir después de las 7 u 8 de la noche; generalmente es un platillo fuerte, puede ser similar al del almuerzo o al de la comida, o muchas veces es carne asada (res, puerco, pollo) y camote caliente.
Cada vez más esta división se ha ido perdiendo en ciertos sectores sociales, que sólo hacen tres comidas: desayuno, comida y cena, y optan así por una dieta más ligera, pero que no los exime de disfrutar de unas quesadillas, unos chilaquiles o unos huevos rancheros.

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ASPIRACIONES DE LA CARRERA DE GASTRONOMIA

        Comprender la relacion de la gastronomia, no solo con la cocina si no ademas, como constituir el area de administracion y asi de esta manera poder planear banquetes para la satisfaccion del cliente.